La
Cuevona de Cuevas de Agua es uno de los pocos ejemplos en el mundo de una
carretera que atraviesa una cueva natural serpenteando por esta para llegar al
pueblo del mismo nombre. Para llegar a ella hay que partir de Ribadesella
La
grandiosidad de sus bóvedas, iluminadas para mayor satisfacción de conductor y
acompañantes, y los cerca de 300 metros de recorrido conceden una sensación
desconocida frente al volante. Es fácil deducir que esta inmensa caverna ha
sido desde siempre el único acceso a la aldea de Cuevas del Agua. Un paso que
anteriormente discurría por un vial habilitado por los vecinos, y que la
modernidad y la urgencia de las comunicaciones, convirtió en el último tramo de
una carretera local que muere poco después de atravesar la cueva.
Conserva
unas excelentes formaciones calcáreas, y es un campo de experimentación
privilegiado para los más pequeños, que acompañados de sus profesores pueden
iniciar su primer reconocimiento de un medio a menudo poco accesible. Es fácil
así identificar las diferentes zonas de la cueva, aquéllas donde se desarrolla
la vida, sea en el límite con la luz, en la oscuridad total, en el medio
terrestre o en el acuático. Se catalogan las algas y hongos, líquenes, musgos,
helechos, condicionados siempre por la mayor o menor luminosidad. También la
fauna cavernícola: los huéspedes ocasionales y los que la habitan
permanentemente, con especial hincapié en los murciélagos. Los niños también
efectúan mediciones de temperatura, humedad, luz…

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