Cuando
el 22 de junio de 1941 las tropas alemanas cruzaron la frontera soviética con
una altísima moral, no sabían el infierno en el que se convertiría aquella
campaña. Su nombre era “Operación Barbarroja”, y en ella, Hitler destinó casi 3
millones de soldados alemanes, así como cerca de un millón de tropas de sus
aliados rumanos, húngaros, españoles, etc, que de forma más o menos voluntaria,
se habían sumado a esta operación, una auténtica obsesión de Hitler que buscaba
acabar con el pueblo eslavo y convertir el territorio soviético en la nueva
Germania, que se poblaría con colonias de alemanes.
Pero
la campaña empezó bien. Las muy motivadas y altamente preparadas y dotadas
unidades alemanas, lanzaban su guerra relámpago que rodeaba con sus Panzer a
las poco preparadas unidades soviéticas, y después las destrozaban con la
infantería. Su avance sólo pudo ser frenado a las puertas de Moscú, en
Leningrado y en Sevastopol. Y ahí empezó el problema. Llegó el invierno y
Hitler ordenó defender las posiciones, lo cual posiblemente fue un acierto
porque de haberse replegado para poder defender mejor las posiciones, todo el
frente se podría haber desmoronado. Pero el estancamiento hizo que Hitler se
planteara otra posibilidad. Puso sus ojos en el sur, el Cáucaso y los pozos de
petróleo. Su nombre fue “Operación Azul”. Se preparó un gran ejército para que
al llegar el buen tiempo, se lanzara. Al frente del 6º Ejército, el general
Friedrich Paulus, junto al 4º Ejército Panzer de Hermann Hoth, se prepararon
para lanzarse contra Vorónezh y una vez tomado, debían dirigirse contra
Estalingrado. El 28 de junio se inició la ofensiva.
Stalin
sabía que la pérdida de Stalingrado podía suponer dividir el país en 2 e
impedir que el sur pudiera ser defendido, además de el valor simbólico de no
perder la ciudad que llevaba el nombre de su líder. Por eso, ordenó que la
ciudad se quedara en estado de sitio total. Prohibió que los civiles
abandonaran la ciudad para fomentar la morar de sus defensores al estar sus
familiares en la ciudad. Además ordenó que se formara una linea en la
retaguardia que fusilara a todo soldado que se retirara sin permiso. Muchos
soldados eran enviados a la lucha sin siquiera fusil, caminando tras los
soldados que tenían para que al morir éstos, cogieran su fusil.
La
ciudad era defendida sólo por 40.000 rusos, contra todo el 6º Ejército alemán y
el 4º Ejército Panzer. Sin embargo, los rusos controlaban los puertos del Volga
y a través de ellos fueron nutriendo sin cesar de defensores a la ciudad,
mientras más allá, empezaban a preparar una gran contraofensiva para liberar la
ciudad.
El
artífice de la operación que se preparaba era el general soviético Zhúkov, y la
operación fue llamada “Urano”. Ésta era una del conjuto de operaciones que se
preparó en varias fases, otras fueron “Marte” (que se desarrolló al mismo
tiempo que “Urano” y fue un desastre para los soviéticos”), “Saturno”,
“Júpiter”...
“Urano”
planteaba crear una pinza que desbordase las defensas en la retaguardia del VI
Ejército alemán, defendido por las menos preparadas tropas rumanas y húngaras y
se cerrara, dejando al ejército alemán dentro de una bolsa.
Al
llegar octubre, Paulus y Hitler se dieron cuenta de que no podrían tomar la
ciudad en otoño y se prepararon para pasar un difícil invierno. A finales de
octubre, los alemanes se enteraron, por medio de prisioneros, de que los rusos
estaban preparando una gigantesca contraofensiva. Aunque algunas fuentes hablan
de 1.700.000 soldados soviéticos preparados en la ofensiva, otras fuentes dan
otras cifras. En cualquier caso, da una idea de la dimensión de la operación.
El
19 de noviembre de 1942, 3.500 cañones rusos empezaron a escupir fuego sobre
las unidades rumanas que defendían el flanco norte de la retaguardia alemana.
Tras una hora de martilleo, la infanteria se lanzó contra las unidades rumanas.
Éstas se defendieron valientemente pero al mediodía fueron arrasados por los
T-34. Aunque hubo varios intentos de responder al ataque, se siguió
combaitiendo en stalingrado durante algunos días aún. En el flanco sur el
ataque fue menos intenso pero aún así fue un éxito y la pinza avanzó desde los
dos flancos con el objetivo de confluir en Kalach. Allí los alemanes no tenían
una defensa adecuada y la pinza se cerró. Pero no completamente y con huecos
importantes. El OKW alemán dio orden de que el grueso del VI Ejército se
retirara hacia el sudoeste para no quedar encerrado y poder escapar. Pero
Hitler en persona dio una contraorden directa y ordenó que el VI Ejército se
quedara en Stalingrado y esperara poder romper el cerco sin abandonar la
ciudad.
Eso
era lo que había pasado unos meses antes en la Bolsa de Demyansk, donde una
gran masa de soldados alemanes pudieron resistir un prolongado cerco soviético
mediante un puente aéreo. En efecto, Goering prometió que abituallaría
Stalingrado por el aire sin consultar antes con los técnicos. De hecho el
general de aviación Von Richtofen, al mando de las operaciones, se tiró de los
pelos porque sabía que eso era imposible, y de hecho así fue. El puente fue un
fracaso y en enero se perdieron los aeródromos y se tuvo que lanzar los bultos
en paracaídas, cayendo muchos en manos soviéticas o en tierra de nadie.
Sabedor
en el fondo de que Paulus no podría romper el cerco, Hitler creó el Grupo de
Ejércitos Don y puso a su frente a Von Manstein, un brillante general con la
misión de romper el cerco y liberar al VI Ejército. Von Manstein se puso en marcha
el 12 de diciembre, avanzando a gran velocidad. Pero el 16, cuando estaban a
tan sólo 50 km, los soviéticos lanzaron la operación “Pequeño Saturno”, que en
esencia pretendía frenar a Manstein, cortando sus líneas de comunicación.
Manstein comunió a Paulus que no podría acercarse mucho más y que debía inentar
una ofensiva que rompiera el cerco y comunicara con sus tropas. Pero Paulus no
estaba en condiciones de poder hacerlo y los soviéticos, al atacar a Manstein,
finalmente frenaron la ofensiva e hicieron que Manstein se tuviera que
replegar, no sin antes sacar de allí a todas las unidades alemanas que quedaban
en el Don.
Atrapado,
sin posibilidad de escapar y sin apoyo externo apenas. Paulus debió de empezar
a plantarse abandonar la resistencia. Hitler era intransigente y no permitía
que se rindieran. Para asegurarse, el 30 de enero, le nombró Mariscal de Campo,
con la esperanza de que cumpliera la tradición. De hecho nunca en la historia
se había rendido un Mariscal alemán, y Hitler esperaba que antes de eso, se
suicidara. Pero Paulus lo dejó claro a sus colaboradores “no tengo intención de
dispararme por este cabo bohemio”, en alusión a Hitler. Y de hecho prohibió que
lo hicieran su oficiales para que todos siguieran la suerte de sus soldados.
Así,
el 31 de enero, Paulus se rendía con 90.000 soldados, de los 250.000 que
formaron en un inicio su VI Ejército. De ellos, sólo 5.000 sobrevivió a la
guerra después de su cautiverio.
El
éxito de la “Operación Urano”, marcó un antes y un después en la guerra. Desde
ese momento, los alemanes no estuvieron en condiciones de lanzar otra gran
ofensiva, salvo la de Kursh, y no pararon de retroceder hasta el fin de la
guerra.
Para
los soviéticos, en cambio fue una subida de morar impresionante, ya que por fin
sus tropas lograban vencer a los alemanes y tomaban la iniciativa.
Las
cifras de la batalla son escalofriantes, peses a que nunca se sabrán con
exactitud, dadas las condiciones de la batalla, la proliferación de fosas
comunes, etc. Sin embargo, las fuentes hablan de hasta 2 millones de muertos
entre los dos bandos. Una ciudad devastada, miles de desplazados, etc.
Se
puede decir que la Batalla de Satalingrado es quizás la más sangrienta de la
historia y una buena muestra de la barbarie de la guerra..

No hay comentarios:
Publicar un comentario