Hace
pocos días, los actuales reyes de España Felipe y Leticia, inauguraban en el
corazón de París, en su ayuntamiento, un jardín en homenaje a los hombres de la
Nueve, con el nombre de “Jardín des Combattants de La Nueve”. Pero... ¿quienes
fueron los combatientes de La Nueve?.
Pues
nada menos que los primeros soldados aliados que entraron el el París ocupado
por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Si, si, soldados españoles,
en su mayoría combatientes republicanos que se exiliaron a Francia cuando cayó
la II República española en 1939. Allí les pilló el inicio de la Segunda Guerra
Mundial, y decidieron unirse a la lucha para derrotar a los nazis. Y liberaron
París. Sin embargo, la Francia de De Gaulle no se podía permitir que la
capital, el símbolo de su lucha, no hubiera sido liberada por soldados
franceses, y la hazaña de los españoles fue silenciada durante demasiados años.
Ha tenido que llegar a la alcaldía de París Anne Hidalgo, nacida en Andalucía y
nieta de combatientes republicanos, para que se realice el merecido homenaje a
estos compatriotas.
Pero
sepamos algo más de ellos …
Nos
remontamos al año 1939. Tras la caída de Barcelona, los últimos restos del
Ejército del Ebro cruzan la frontera francesa hacia el exilio. Otros ya los
hicieron desde Alicante antes de su caída en barco hacia Argelia, y otros por
otros medios. No pueden volver a España. Pero el destino les tenía reservada
otro destino. En septiembre Hitler desata la 2ª Guerra Mundial y destroza al
ejército polaco ocupando todo el país en menos de un mes. El resto de países
apenas tienen tiempo de preparar sus actuaciones. Francia se cree segura tras
su formidable Linea Maginot, pero cuando en 1940 Hitler lanza a su ejército
contra Francia, su ejército es aplastado por la superioridad alemana. Tras la firma
de un armisticio, Francia quedad dividida en 2 partes, una parte ocupada por
Alemania, y otra bajo un gobierno títere dirigido por el Mariscal Petain con
sede en Vichy. París queda en la parte ocupada. Muchos franceses huyen a
Inglaterra desde donde De Gaulle lanza su famoso llamamiento a la causa de la
“Francia Libre”. Tanto allí como en las numerosas colonias francesas, se
preparan para cuando puedan retornar a la lucha por su patria.
Tras
la liberación de África con la derrota del África Korps de Rommel, en Argelia,
la gran colonia francesa, se empieza a gestar el regreso y se inicia la
formación de la que será la gran división francesa, la 2ª División Blindada,
llamada a liberar Francia. Del material se ocupa EEUU que entrega armas,
incluidos tanques, semiorugas, etc. Y para su mando se nombra al general
Leclerc, que ya había recuperado para la Francia Libre, las posesiones
africanas subsaharianas que obedecían a la Francia de Vichy.
Leclerc
se encontró con un problema porque no podía usar sus tropas africanas y
necesitaba completar una división acorazada. No estaría bien visto que soldados
negros liberaran Francia. Al menos al principio, debían ser soldados blancos y
a poder ser franceses. Pero no había tantos franceses disponibles allí. Lo que
había era un buen puñado de españoles exiliados. Y aquí comienza la historia de
La Nueve. Esa fue la unidad que formaron, la 9ª Compañía del Tercer Batallón
del Régiment de Marche du Tchad. 146 de sus 160 soldados fueron republicanos.
El carácter español se evidenció en varios detalles. El idioma de la unidad era
el español, por eso fue conocida como “La Nueve”, en español incluso por
soldados de otros idiomas. Además bautizaron con nombres que evocaban batallas
de la Guerra Civil española sus vehículos como puede verse en numerosas fotos
“Guernica”, “Brunete”, etc. Además, los soldados fueron autorizados para llevar
en su uniforme una insignia con los colores de la bandera republicana.
La
unidad se entrenó en África preparándose para la gran operación de invasión de
Francia que se desencadenó en 1944 en Normandía. De Gaulle y Leclerc, la 2ª
División Acorazada francesa debía tener un papel fundamental en la batalla de
Francia. En efecto, la división fue trasladada a Inglaterra para preparar el
desembarco. El 30 de julio se produce el desembarco de Normandía, y el 1 de
agosto, las primera unidades de la 2ª División Acorazada desembarcan en
Francia. De inmediato empieza el avance, en el cual, los españoles siempre
están en la vanguardia se la unidad y son muy valorados por Leclerc por su
valor y su habilidad. Y por fin llega la gran misión. El 23 de agosto a las 6
de la mañana, la unidad recibe la orden de salir en dirección a París. El mando
aliado rehusaba aceptar el objetivo de avanzar hacia París tan pronto, pero las
presiones de De Gaulle y las noticias de una sublevación popular en París
hicieron que se aceptara. Así el ejército francés marchó hacia París para
liberar su capital de las garras nazis y socorrer a los parisinos que se han
levantado en armas contra su opresor. Por el camino, van cruzando por pequeños
pueblos donde son recibidos como héroes. La Nueve va siempre en vanguardia. En
un punto la vanguardia de la unidad se repliega ante la resistencia francesa.
El capitán Raymond Dronne, al mando de la columna donde sirve La Nueve llega al
encuentro de Leclerc, el cual se encuentra enfadado y nervioso. El avión de
reconocimiento que utiliza la unidad le ha informado de la desesperada
situación de los sublevados en París. Leclerc le pregunta a Dronne por su
situación y éste le responde que ha tenido que retroceder porque se lo han
ordenado pero que el camino hacia París está libre por la zona por la que ha
venido. Leclerc le ordena:
“Valla derecho a París. Pase por donde
quiera. Es necesario entrar en París cuanto antes”
Dronne
formó una columna con la plana mayor y dos secciones de su compañía, tres
carros de combate M4 Sherman del 501º Régiment de Chars de Combat y una sección
de ingenieros, en total unos 130 hombres. Entró en París por la Porte d´Italie
donde fueron recibidos como héroes por los parisinos y decidió dirigirse al
ayuntamiento que estaba situado en el Hôtel de Ville, por ser éste el símbolo
de los derechos y libertades de los parisinos.
Pero
Dronne no sabe por donde ir porque desconoce donde están las barricadas ni los
puntos de resistencia alemanes. Un armenio llamado Dikran apareció en bicicleta
y se ofreció a llevarles hasta allí eludiendo las barricadas y los centros de
resistencia enemigos. Al ir pasando las calles desiertas, la gente va
reconociendo a sus tropas y gritan “!!!!Los franceses, son los franceses!!!!Y
finalmente, llegaron hasta la plaza donde se encontraba el Hôtel de Ville a las
21:22, donde formaron una defensa en erizo. Al llegar, Dronne ordena trasmitir
el siguiente mensaje:
“Misión cumplida. Estamos en el Hotel de
Ville”
Dentro
del edificio, les esperaban los principales líderes de la resistencia parisina
encabezadas por Georges Bidaut. La gente empieza a acudir a la plaza, agrazando
a los soldados, gritando La Marsellesa, las campanas de las iglesias empiezan a
sonar, primero solitarias, al final todas las iglesias de París. Una ráfaga de
ametralladora obligó a todos a ponerse a cubierto y les devolvió a la realidad.
Los españoles pasaron la noche celebrando el éxito cantando todas las canciones
antifascistas que conocen como “El paso del Ebro” y el famoso “!!Ay Carmela,
ay, Carmela!!” suena a todo pulmón. Mientras, su capitán, agotado, dormía en un
rincón.
A
la mañana siguiente, mientras la 2ª División Blindada al completo entraba en
París para ocupar los puntos neurálgicos todavía en manos alemanas, soldados de
La Nueve a las órdenes del teniente Amado Granell despejaron de enemigos la
central telefónica situada en la Rué des Archives. Durante la operación
resultaron heridos el sargento José Cortés y el teniente Elías, sustituido por
el brigada Martín Bernál, el único español citado en la Orden del Cuerpo de
Ejército por su “alta valía militar y moral”.
La
resistencia alemana en París se derrumbó tras la rendición del general Dietrich
von Choltitz, el gobernador militar de la ciudad. En el asalto al Hotel
Meurice, donde tenía su sede, tomaron parte algunos de los muchos soldados
españoles repartidos por las distintas unidades de la división de Leclerc. Tres
de ellos, encabezados por Antonio Gutiérrez, irrumpieron en su despacho y le
invitaron a rendirse. Como deseaba hacerlo ante un oficial, pidió a Gutiérrez
que llamase a uno. Al final apareció el comandante La Horie para aceptar su
rendición. Von Choltitz se quitó el reloj y se lo regaló al español agradecido
por el respeto que le había mostrado.
El
día 26, es el día del gran desfile triunfal de De Gaulle, descendiendo por los
Campos Elíseos de una París liberada por las tropas francesas. A la vanguardia
del desfile van los vehículos de La Nueve. Les corresponde el honor por haber
sido las primeras unidades que entraron en París.
Pero
la guerra no terminó para La Nueve. Siguieron varios meses de guerra, en los
que llegaron al corazón del poder nazi, a Berchtesgaden, el “nido del águila”.
Lógicamente Hitler ya no está allí, pero es un lugar cargado de simbolismo al
ser el lugar de descanso de los jerarcas nazis. Cuando Leclerc llega a
inspeccionar el lugar, una gigantesca bandera tricolor republicana ondea sobre
el lugar. Es el fin simbólico de la guerra para La Nueve. De todos los
españoles que empezaron la aventura, sólo quedan 16. Los demás han muerto casi
todos. Un duro tributo por la libertad que defendieron lejos de su casa.

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