En
1713, el Tratado de Utrecht ponía fin a la guerra de sucesión española,
confirmando en el trono español a Felipe de Anjou, como Felipe V. Esto suponía
la derrota de las aspiraciones inglesas y holandesas que querían colocar en el
trono al aspirante austriaco, el archiduque Carlos. Sin embargo, esto no supuso
el fin de los enfrentamientos entre España e Inglaterra. De hecho, los
corsarios ingleses seguían hostigando las costas americanas, lo que suponía un
problema para las posesiones españolas allí. En este marco tuvo lugar una de
las mayores humillaciones militares en la historia de Gran Bretaña a manos del
almirante Blas de Lezo.
Blas
de Lezo y Olavarrieta (1689-1741) fue uno de los mayores estrategas de la
historia militar española. Tras haber servido valerosamente durante toda la
guerra de sucesión y después en numerosas campañas tanto en América como en el
Mediterráneo, había atesorado un sinfín de victorias, pero también había
perdido un ojo, un antebrazo y una pierna, de ahí su apodo de mediohombre.
En
1737, fue nombrado comandante general de Cartagena de Indias. En 1741, la
corona inglesa formó una flota con la intención de conquistar Cartagena, llave
del Caribe, y de ahí realizar una conquista en cadena de todas las posesiones
españolas. Para ello se formó una flota con 186 barcos con 2.000 cañones,
23.600 hombres y 4.000 reclutas de Virginia. Era la flota más grande jamás
formada, con 60 barcos más que la Armada Invencible de Felipe II. Para defender
la plaza, Blas de Lezo, contaba con 6 barcos, 3.000 hombres entre tropa
regular, tripulación de los 6 barcos, y 600 indios traídos del interior. Los
ingleses estaban tan convencidos de la victoria que emitieron monedas y
medallas en su honor. Tras la derrota, el rey inglés, Jorge II, prohibió hablar
o escribir sobre ello. Tras su victoria, Blas de Lezo dijo:
…Para
venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra
mayor, porque ésta solo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres,
lo cual les hubiera sido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir…
En
su honor, la armada posee siempre un barco en servicio con su nombre.
Actualmente es una fragata de la clase Álvaro de Bazán. Hay una placa en su
honor en el Panteón de Marinos Ilustres en San Fernando (Cádiz). Hay calles en
su honor en Madrid, Alicante, gran Canaria, Cartagena de Indias, etc. hay una
estatua suya frente al baluarte de San Felipe. Así como numerosos homenajes
más.
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