Después del éxito de los soviéticos en Stalingrado, el ejército ruso inició una serie de ofensivas obligando a los alemanes a retirarse hasta la ciudad de Járkov, formándose una saliente soviética en el sector de Kursk. La retirada de las unidades alemanas se ejecutó con éxito mediante una eficiente planificación del general Von Manstein, que consistió en constantes combates aéreos, reagrupamientos y contraataques a los soviéticos para desgastarlos.
Ante esta situación
poco favorable, Stalin dispuso que el general Georgi Zhúkov asumiera la
responsabilidad de estabilizar el frente y contener a los alemanes hasta la
primavera para ganar tiempo. La situación se definió quedando una saliente
cercana a la ciudad de Kursk de, aproximadamente 180 km de profundidad que
penetraba en el frente alemán, y de unos 160 kms. de ancho. En el Norte la
ciudad de Orel y en el Sur la de Bjelgorod, quedaron controladas por los
alemanes. Luego, tal como estaba fijado en los planes soviéticos, los deshielos
primaverales hicieron empeorar las condiciones del terreno, provocando la
paralización total de las acciones.
Adolf Hitler en
concordancia con todo el Alto Mando Alemán (OKW) aprobó el 15 de Abril de 1943
la Operación Ciudadela. Consistía en la nueva ofensiva de verano, basada en
rodear el saliente Kursk con dos alas para tomar la ciudad de ese mismo nombre.
Luego las tropsas tomarían Moscuú, el Caúcaso y el Volga, aunque todo esto era altamente
improbable. Y es que con Kursk se pensaba que de nuevo el Eje tomaría la
iniciativa y la fuerza necesaria en el Frente Oriental como antes de
Stalingrado, algo muy alejado de la realidad.
Una de las
características de la nueva operación es que Alemania tenía nuevas armas en su
arsenal. Entre ellos estaban los pesados tanques Tiger y los robustos Panther,
ambos con un blindaje más grueso que cualquier otro carro y con un poderoso
cañón de 88 mm en su torreta. Gracias al Tiger y al Panther por primera vez en
el Frente Oriental el Tercer Reich contaban dos tanques muy superiores a los
T-34 soviéticos, aunque como siempre los Panzer III y Panzer IV tendría su
mayor protagonismo, ya que las unidades nuevas eran todavía muy escasas. Otro
nuevo blindado era el cañón autopropulsado Ferdinand de 62 toneladas, con un
poder muy superior a cualquier pieza artillera o tanque ruso, aunque muy
vulnerable a la infantería por su lentitud. La Luftwaffe también tenía el nuevo
modelo de caza Focke Wulf Fw 190 superior a su hermano Messerschmitt Bf 109 y a
cualquier aparato soviético. Entre los caza-bombarderos antitanques estaban los
novedosos Henschel HS 129, muy efectivos contra carros, aunque sin duda el
mejor cazatanques seguría siendo el Junkers Ju 87 Stuka con dos cañones
innovadores bajo las alas que le permitían destruir un tanque con un sólo un
disparo a la vez que combinaba su técnica de picado.
La operación de
planteó como la concepción ofensiva de la guerra relámpago. De hecho, se puede
de cir que fue la última gran ofensiva de este tipo, que buscaba conformar una
tenaza que debía ser ejecutada desde el Sur por el Grupo de Ejércitos Sur y
desde el Norte, por el Grupo de Ejércitos del Centro, con el propósito de
cercar y destruir las fuerzas y unirse cerca de Kursk. Para esta misión, las
tropas alemanas comprometieron un total de 70 divisiones, de las cuales 28 eran
acorazadas con casi 3.000 carros de diversos tipos, más unos 900.000 hombres y
un número aproximado de 2.000 aviones. Entre los participantes no alemanes
estaban los voluntarios de Noruega, Dinamarca y Holanda en la 5ª División SS
“Wiking” con voluntarios nórdicos, mientras que en el aire se disponía de la
Escuadrilla Azul Española al mando del comandante Mariano Cuadra Medina con
pilotos y aviones venidos desde España.
STAVKA, el Estado
Mayor Soviético, tenía previsto que la ya típica y anual ofensiva de verano
alemana se iba a efectuar con total seguridad contra el saliente de Kharkov.
Bajo ese pretexto el líder de la Unión Soviética, Iósif Stalin, ordenó
establecer defensas a lo largo de todo aquel perímetro. Pero las observaciones
soviéticas y reconocimientos hicieron ver que las concentraciones de divisiones
enemigas se acantonaban en los salientes norte y sur de Kursk, lo que sin duda
provocó dudas. Semanas antes, un mensaje desde Suiza llega a Moscú en el
Kremlin, se trataba de un informe militar del espía aliado Rudolf Rossler,
apodado como “Lucy”. Rossler había conseguido acceso al Alto Mando Alemán,
logrando destapar toda la Operción Ciudadela sobre Kursk. Este descubrimiento
llenó a Stalin de alegría. El Ejército Rojo conociendo ahora las intenciones de
los alemanes se preparó a levantar sobre Kursk una barrera de fuego y acero
para esperarles.
De hecho el general
Guderian había obtenido importantes conclusiones derivadas de los
reconocimientos y de la apreciación de la potencia de combate de ambos
ejércitos. Sabía que los rusos habían retirado el grueso de las fuerzas móviles
hacia la profundidad, incrementando los medios de artillería y antitanque. Esto
le hizo pensar que el adversario tenía informaciones del ataque que se
preparaba, por lo que sugirió adoptar una actitud defensiva para lograr el
éxito. Sin embargo, se continuó con la planificación ofensiva.
A lo largo del
saliente de Kursk, el Ejército Rojo construyó un perímetro defensivo con líneas
de trincheras, minas y cañones. Sumaban 8 cinturones que llegaron a alargarse
con más de 5.000 kilómetros de largo y 175 kilómetros de profundidad,
protegidos frontalmente por un inmenso campo de 400.000 minas. La intención era
retrasar la ofensiva alemana, para de esa manera desgastarla y contraatacar
posteriormente con todos los efectivos.
Las defensas y los
ejércitos se abrían en seis frentes: el Frente Oeste del general Vasily
Sokolovsky destinado a defender el terreno frente a Kharkov; el Frente de
Briansk del general Markian Popov, el Frente Central del general Konstantin
Rokossovsky y el Frente de Voronezh del general Vatutin tenían la misión de
resistir en Kursk; por último el Frente de la Estepa del general Iván Konev
debía proteger el camino del saliente de Orel. En total 1.337.000 hombres,
5.300 tanques, 20.200 cañones, 920 camiones lanzacohetes Katyusha y 2.650
aviones.
Los alemanes estaban
con el ánimo muy alto. La mañana del 5 de julio el comandante de la división
“Adolf Hitler”, el obergruppenführer Josef Dietrich, se acercó a sus tanques
Tiger y un oficial gritó:
"¡Comeremos
en Kursk!".
Desde la medianoche
del 5 de Julio de 1943, la Wehrmacht estaba lista para el ataque contra Kursk
previsto a las 5:30 de la madrugada. Sin embargo, como los rusos conocían el
plan de antemano y sabían sus posiciones exactas decidieron atacar primero para
cansarlos antes de la ofensiva.
Sobre las 2:20 horas
de la noche, los cañones del Ejército Rojo bombardearon intensamente las
posiciones enemigas con artillería y cañones a lo largo de todo el frente.
Aquella precipitación provocó daños a las tropas alemanas de primera línea y
desorganizó parte del plan de ataque. Hasta pasada más de
una hora, a las 3:30, el Ejército Alemán no respondió al fuego soviético. Miles
de bocas de cañones desplegaron una acción de contrabatería contra todos los
sectores soviéticos, convirtiéndose de esa manera las líneas de ambos bandos en
un infierno de obuses. Mientras todo eso pasaba, cientos de zapadores alemanes
entraron a través de los campos de minas para limpiar los terrenos por los que
pasarían los Panzer.
En medio de aquel caos
artillero, la Luftwaffe tenía previsto destrozar a los aviones soviéticos
aparcados en tierra, lo que no sabían los pilotos alemanes es que sus enemigos
soviéticos también. Entrada bien la noche, los cazas Messerschmitt-109 y Focke
Wulf 190 atacaron los aeródromos soviéticos destruyendo incontables aparatos en
tierra. Por la contraparte en el mismo momento que esto ocurría los
caza-bomabarderos soviéticos atacaban los aeropuertos alemanes con las mismas
consecuencias. Cuando ambas fuerzas aéreas se encontraron, los cazas alemanes
desarrollaron un gran combate aéreo contra los cazas soviéticos Yak-3 y
Shutormovik Il-2 rusos, duelo que se prolongaría ocasionalmente a lo largo de
todo el día. Durante estas escaramuzas se distinguirían especialmente los cazas
españoles de la Escuadrilla Azul, derribando 43 aviones soviéticos por
sólamente 2 propios.
A las 4:00 de la
madrugada la ofensiva alemana daba comienzo. El IX Ejército de Model se lanzó
contra los Frentes de Briansk y Central. El proceso de avance se basaba en la
apertura de fuego por parte de los nuevos tanques Tiger y Ferdinand cada varias
porciones de terreno recorrido con el fin de proteger en su retaguardia a las
otras unidades Panzer y a la infantería. El objetivo de Model era destruir los
XIII, XLVIII y LXX Ejércitos Soviéticos. Sin embargo el primer asalto fue un
desastre para los alemanes, ya que los rusos les esperaron en trincheras con
trampas explosivas, nidos de ametralladoras y morteros, siendo numerosos carros
alemanes destruidos, algunos de ellos mediante cargas de dinamita.
Contra el Frente
Central la 20ª División Panzer entró en contacto con la 15ª División de
Infantería Soviética consiguiendo que esta última sufriese serios daños y fuese
empujada hasta el Valle de Oka. Esta maniobra permitió por primera vez
comprobar la utilidad de los Tiger, con la acción llevada a cabo tras la toma
de Oka y la localidad de Butyriki, los robustos blindados alemanes lograron
destruir todos los T-34 rusos en ese sector junto con todos los cañones
antitanque, un suceso que causó pánico y asombro a los soviéticos.
Un gran número de
tanques y masas de infantería alemana cargaron contra el Frente de la Estepa.
Nada más comenzar la ofensiva el XLVIII Cuerpo Panzer quedó inmovilizado en
Cherkasskoye tras un ataque con más de 200 tanques, entre ellos los nuevos
Panther, el motivo del fracaso fue debido a un campo de minas barrido por la
artillería soviética. Al poco rato la infantería rusa contraatacó, pero los
tanques alemanes supervivientes repelieron a los rusos causándoles serias
bajas. Para ayudar al XLVIII Cuerpo Panzer, la División Panzergrenadier
“Grossdeutschland” lanzó un asalto contra Cherkasskoye, los rusos resistieron
durante las primeras horas de la mañana gracias a los cañones antitanque, pero
al final la superioridad alemana era mayor y hubieron de retirarse tras una
segunda línea tras ser imposible detener a los veteranos germanos.
Inevitablemente la aldea de Cherkasskoye cayó en manos alemanas.
Temido era el II
Cuerpo SS Panzer compuesto por las Divisiones SS “Leibstandarte”, “Das Reich” y
“Totenkopf”. Cuando entró en batalla desde el saliente de Kursk atravesó los
campos de minas con una facilidad pasmosa, chocando sin miedo contra la 52ª
División de la Guardia y la 375ª División de Infantería Soviética. Los Tiger,
seguidos por blindados más ligeros y por los semiorugas Hanomag acompañados de
infantería y granaderos, rápidamente superaron las defensas soviéticas y
rompieron el dispositivo a pesar de las barreras anticarro y la artillería
enemiga que apenas tuvo tiempo de responder.
Menos efectivo fue el
ataque del Grupo Kempf, aquella mañana sólamente avanzó 5 kilómetros, seguido
por el III Cuerpo Panzer y el Cuerpo Raus. Como en los anteriores sectores la
artillería soviética detuvo el avance, sin resultar muy útiles las
contrabaterías de los pesados Ferdinand, poderosos pero muy lentos. A lo largo
de toda la mañana el combate en la zona del Grupo Kempf resultó horrible porque
sin nadie avanzar ni retroceder, los alemanes combatían cuerpo a cuerpo contra
los rusos o mano a mano, llegando a un sadismo y una brutalidad terrible pocas
veces vista. Al caer la tarde las
tropas alemanas tomaron dos de los objetivos más importantes: las ciudades de
Ponyri y Alexsandrovka.
Momentos antes del
anochecer, el XLVIII Cuerpo Panzer desde Cherkasskoye se lanzó al ataque para
intentar penetrar todo lo posible a través de las defensas soviéticas. La 3ª
División Panzer en cabeza bordeó Cherkasskoye por el flanco izquierdo hasta que
se hubo de parar a combatir contra la 71ª División de la Guardia. A punto de
caer la oscuridad, cientos de Stukas se cebaron sobre el perímetro soviético de
Cherkasskoye, causando fuertes daños. Gracias la distracción de los Stukas, los
alemanes pudieron cruzar el Río Pena una vez hubo oscurecido. Durante aquellos
combates 1.300 soldados soviéticos murieron y 7.000 fueron hechos prisioneros,
además de ser 170 tanques y 180 cañones rusos destruidos.
Finalizado el día, los
alemanes únicamente habían logrado traspasar y asegurar la primera línea
defensiva, quedando claro para todos que la victoria sería dura y que una
Guerra Relámpago (Blitzkrieg) en tales condiciones era muy difícil. Del lado
contrario, la STAVKA no veía las cosas claras a pesar del lento avance alemán,
con lo cual Zukhov se vió obligado a enviar todas las reservas a primera línea,
arriesgando mucho el frente con esta decisión. A partir de ese momento ambos
ejércitos podían ser los victoriosos.
Justo al sur de Ponyri
se concentró el III Cuerpo Panzer para lanzarse a la conquista de la aldea de
Olkhovatka el 6 de Julio. Los soviéticos previendo lo que iba a suceder se
adelantaron efectuando una escaramuza con tanques T-34 que fue desbaratada por
los superiores Tiger de la 2ª División Panzer. Superado el contraataque, los
alemanes avanzaron en cuña con los Tigers haciendo de punta de flecha hacia la
aldea de Olkhovatka, cubriéndose detrás con los Panzer III y Panzer IV, más los
granaderos que les seguían. Toda aquella inmesa formación de más de 1.000
tanques logró conquistar la ciudad de Soborovk, aunque no llegó a Olkhovatka ni
a Ponyri.
No muy lejos de
Ponyri, el Frente de Voronezh se iba ser testigo de un gran combate. Allí se
encontraba el general soviético Nikolai Vatutin con el VI Ejército de la
Guardia. La fuerza atacante era el II Cuerpo SS Panzer que asaltó las llanuras
de Voronezh con las Divisiones SS “Leibstandarte” y “Das Reich” en cabeza. En
poco tiempo los alemanes abrieron brecha sobre el frente, gracias a los Tiger y
Panther, logrando conquistar la aldea de Luki y destruyendo un regimiento ruso
al completo. Para el final de la tarde el VI Ejército de la Guardia había sido
cortado en dos partes, permitiendo que los hombres de las Waffen-SS capturaran
la segunda línea defensiva soviética. Sin embargo, como en los flancos que
debían proteger al II Cuerpo SS Panzer, las fuerzas del Grupo Kempf y el III
Cuerpo Panzer no habían conseguido pasar más allá de las fortificadas colinas
de Belgorod, los Waffen-SS no pudieron continuar su avance.
Sobre el área de
Ponyri los rusos lanzaron una contraofensiva muy desordenada, quedando sus
blindados T-34 clavados al terreno y en una situación muy peligrosa. Poco
después los alemanes contraatacaron, logrando acabar con dos cuerpos blindados
soviéticos. Tras este enfrentamiento que debilitó considerablemente al Ejércio
Rojo, los alemanes entraron en Ponyri donde se prolongaría una larga lucha
cuerpo a cuerpo por la ciudad. Una vez controlada Ponyri, los rusos defendían
únicamente la estación de la ciudad. Durante el resto del día los soviéticos de
la 307ª División de Infantería resistieron ferozmente en los nudos ferroviarios
sufriendo cada vez un ataque con mayor número de tanques, aviones y soldados
enemigos. Tras varias horas de intensa lucha, algunos trenes cargados de
refuerzos repletos de soldados llegaron a la estación y nivelaron la lucha,
haciendo retroceder a los alemanes en la zona.
Durante el 8 y 9 de
Julio apenas hubo avances en el frente. El Grupo de Kempf todavía seguía
estancado en las colinas de Belgorod. Únicamente la 3ª División SS “Totenkopf”
se distinguió en la captura de la villa de Yakhontovo.
Manstein decidió
lanzar una gran ofensiva de gran parte del Grupo de Ejércitos Sur contra el
Frente Central el 10 de Julio. El IV Ejército Panzer coordinado con una
maniobra de distracción del Grupo Kempf, avanzaron en dirección a Korocha,
abalanzándose contra toda la línea defensiva soviética. Actuando con rapidez el
general Vatutin envió contra las líneas donde atacaban los alemanes grandes
reservas humanas y blindadas. Tanto en el lado alemán como en el soviético las
bajas fueron enormes. Sin embargo, el Grupo Kempf pudo despejar las colinas
cercanas a Belgorod donde estaba estancado y consiguió destruir además a dos
divisiones soviéticas.
Muy lejos de la Unión
Sovietica aquel 10 de Julio, los Estados Unidos y Gran Bretaña desembarcaron en
Sicilia, Italia. abriendo un nuevo frente en Europa. Este hecho influiría mucho
en la Batalla de Kursk posteriormente.
Por fin el primer
cinturón defensivo que tenía planeado Manstein arrollar, fue superado el 11 de
Julio con grandes dificultades. Antes de llegar al segundo los rusos enterraron
sus tanques en el suelo con las torretas asomadas, haciendo la función de una casamata
móvil. Cuando llegaron los carros de Manstein los tanques rusos los repelieron
sin muchos problemas. Sin embargo, no fueron rivales para el espectacular
avance del II Cuerpo SS Panzer y especialmente de la 3ª División SS
“Totenkopf”, la cual bajo un poderoso apoyo de Stukas, Focke Wulf-190 y los
nuevos Henschel Hs 129, destruyó numerosos tanques enemigos por el camino,
capturando los soldados de las Waffen-SS las aldeas de Berezov, Gremuchi,
Bykovo y Voznesenky.
Tras varios días de
lucha la situación de la Batalla de Kursk llegó a una única posición, el área
de Prokhorovka, allí se libraría una de las batallas de tanques más importantes
de la Historia. Que pasaría a la historia como la Batalla de Prokhorovka.
Durante la madrugada
del 12 de Julio de 1943, la amplia llanaura de Prokhorovka fue bañada por unas
ligeras lluvias. Horas antes del amenecer la lluvia había cesado. Frente a la
estepa, la cercana aldea de Prokhorvka, situada entre el Río Psel y unas vías
aisladas del ferrocarril, fue protagonista de un gigantesco despliegue de dos
inmensas líneas de tanques, vehículos y hombres que se miraban cara a cara.
Alemania esa noche
había concentrado el II Cuerpo SS Panzer formado por las Divisiones SS
“Leibstandarte”, “Das Reich” y “Totenkopf”, las 3ª y 9ª Divisiones Panzer, la
División Panzergrenadier “Grossdeutschland” y la 5ª División SS Wiking formada
por numerosos voluntarios escadinavos y holandeses. Todo ello junto sumaba los
865 tanques y 220 aviones.
La Unión Sovietica
sobre Prokhorovka al mando del general Pavel Rumistov desplegaba el V Ejército
de la Guardia Blindado, el I Ejército Blindado, más los VI y VII Ejército de la
Guardia. Disponían de un total de 1.000 tanques y 472 aviones.
A las 8:30 por la
mañana del 12 de Julio de 1943, centenares de tanques Panzer, Tiger y Panther
traquetearon sobre la verde y llana estepa de Prokhorovka. Momentos después
aviones Stukas y Henschel HS 129 bombardearon las concentraciones de tanques
soviéticos acabando con varios de ellos, de hecho, se llegaron a realizar 893
salidas. Los rusos no se quedaron quietos y acto seguido con caza-bomabarderos
rusos Shturmovik II-2 y fuego de cohetes de camiones Katyuska causaron el mismo
efecto sobre los alemanes provocándoles bajas.
El tanquista alemán de
la división acorazada 'Adolf Hitler', Wilhelm Ress:
"De
pronto un T-34 apareció y fue directo hacia nosotros. Nuestro primer
radioperador comenzó a pasarme proyectiles para que yo los pusiera en el cañón.
Al mismo tiempo el comandante arriba gritaba sin parar: "¡Fuego! ¡Fuego!"
porque el tanque se acercaba cada vez más. Y solo después del cuarto
"Fuego" escuché: "¡Gracias a dios!"
Después,
pasado un tiempo, pudimos ver que el T-34 se había parado a ¡tan solo ocho
metros de nosotros! En la parte de arriba de la torreta, como estampadas, había
aberturas de 5 centímetros [...]. Las formaciones de los dos bandos se
mezclaron. Nuestros tanquistas derrotaron con éxito al enemigo a corta
distancia pero nosotros también sufrimos grandes pérdidas".
Sobre las 9:00 de la
mañana el V Ejército de la Guardia entró en contacto con sus más de 500 tanques
contra los blindados alemanes que avanzaban del II Cuerpo SS Panzer. Una de las
ventajas que tenían los rusos a esa hora es que el Sol estaba frente a los
alemanes y cegaba los ojos de estos en el momento del ataque. Aprovechando esa
facilidad, los tanques del Ejército Rojo para tener mejores opurtunidades
contra los Tiger y los Panther se abrieron en abanico para disparar de costado
y así alcanzarles las cadenas o la parte trasera donde se acoplaba el motor.
Durante el combate la 3ª División SS “Totenkopf” resultó muy castigada, pues a
pesar de destruir los T-34 y KV1 rusos uno tras otro, las oledas de tanques que
iba recibiendo eran interminables, algo que con la prolongación de la mañana
hizo que fueran averidados el 50% de sus carros pesados.
Así narraba el combate
el jefe militar soviético Pável Rotmistrov:
"Dentro
de unos minutos los tanques del primer convoy de nuestros cuerpos 29 y 18,
disparando mientras avanzaban, impactaron contra las formaciones militares del
ejército fascista alemán, con un ataque tremendamente impetuoso, atravesando
literalmente la formación militar del enemigo.
Sus
Tiger y Panzer, habiendo perdido en el combate cercano la superioridad de fuego
de que disponían al comienzo del ataque, en sus enfrentamientos con nuestras
otras unidades de tanques, se batieron con éxito contra los tanques soviéticos
T-34 e incluso con los (ligeros, redacción original) T-70 en distancias cortas.
El
campo de combate se cubrió de humo y polvo, la tierra tembló con los potentes
disparos. Los tanques chocaban unos contra otros y cuando se enganchan y no
podían separarse combatían a muerte hasta que uno de ellos ardía en llamas o se
detenía con las orugas destrozadas. Pero los tanques tocados, si el armamento
seguía funcionando, continuaban disparando".
Por la tarde los
alemanes seguían aguantando a costa de muy pocas pérdidas las infinitas cargas
rusas de tanques e infantería sobre las granjas colectivistas “Komsomolets” y
los vastos surcos de grano sin segar. Como patos bajo una segadora los
blindados soviéticos eran destruidos mientras se infiltraban entre las
formaciones acorazadas alemanas e incluso a veces chocaban tanques enemigos
entre sí. La batalla acorazada fue monumental.
Como las oleadas de
tanques soviéticos nunca se acababan, por la noche los alemanes se retiraron de
Prokhorovka para reorganizarse y contraatacar de nuevo al día siguiente. Sin
embargo, el Alto Mando Alemán ya había decidido por aquel entonces que no se
realizaría tal contraataque debido a la crítica situación en Italia que estaba
cobrando mucha más prioridad antes que Rusia. Hitler dictaminó que la Batalla
de Prokhorovka había concluido.
El oficial tanquista
soviético Evgueni Shkurlalov, describe así lo sucedido:
"El
primer tanque lo derribé cuando me movía a lo largo de un campo junto a la vía
del tren y literalmente a una distancia de 100 metros vi un tanque tipo Tiger
que estaba en uno de mis flancos y disparaba a los nuestros.
Por
lo visto nos había derribado a muchos tanques porque las máquinas pasaban a su
lado y este aprovechaba para disparar los flancos de los nuestros. Apunté un
proyectil y disparé.
El
tanque comenzó a arder. Volví a disparar y el tanque ardió aún más. La
tripulación saltó fuera pero por alguna razón no me entraron ganas de
seguirles. Rodeé el tanque y después derribé un tanque T-III y un Panzer.
Cuando derribé el Panzer me surgió un sentimiento de éxtasis, ¿sabe? Por haber
hecho algo tan heroico".
El Ejército Rojo tuvo
unas pérdidas catastróficas, ya que 334 tanques fueron destruidos y 420
dañados, causando baja un total de 5.500 soldados.
Alemania aunque acabó
retirándose por causas ajenas, obtuvo todo un triunfal récord histórico en la
destrucción de tanques enemigos a cambio de unas pérdias propias mínimas, ya
que sólo tuvo 6 tanques destruidos y 41 averiados, además de cosechar 522 bajas
(97 muertos y 425 heridos).
La Batalla de
Prokhorovka pasaría a ser conocida como el enfrentamiento blindado más grande
de la Historia.
Sin poder preeverlo,
el 13 de Julio de 1943 los soviéticos lanzaron una gran ofensiva desde el
Frente de Byansk, rompiendo por la tarde el XI Ejército de Guardias las líneas
alemanas por las que se internó con los tanques y la infantería. El general
Walter Model reaccionó con velocidad y situó a todas sus fuerzas a la defensiva
para resistir el ataque ruso. Con rapidez la contraofensiva soviética fue
detenida y las líneas reajustadas.
Tanto en los sectores
norte como sur de Kursk los alemanes tenían ganada la batalla a pesar de la
lentitud del avance y las constantes contraofensivas enemigas, sin embargo la
derrota llegaría desde otra parte del mundo. La situación en Sicilia era
desesperada, los alemanes necesitaban hombres pronto en Italia para resistir el
ataque norteamericano y británico. El Alto Mando Alemán la noche del 13 de Julio,
acordó con aceptación de Hitler, la cancelación de la Operación Ciudadela para
ir a socorrer Italia. Desde Kursk parte de los ejércitos alemanes desplegados
irían a Sicilia o a otros puntos de la Península Italiana.
La retirada a los
puntos de partida para seleccionar a las unidades que serían enviadas a Italia,
se inició el 14 de Julio. Cubrió la operación el II Ejército Panzer. Aunque en
los primeros tres días la situación transcurrió con normalidad, desde el 17 de
Julio los rusos acosaron desde el Frente de Bryansk y el Frente de Voronezh con
molestos contraataques. Precisamente el XI Ejército Soviético se infiltró en la
retirada alemana el 19 de Julio, penetrando más de 70 kilómetros hacia el
interior. Por suerte no hubo más incidentes graves.
Finalmente, el 23 de
Julio de 1943, la Batalla de Kursk terminaba cuando los alemanes llegaron a la
línea de partida del comienzo de la Operación Ciudadela.
Quedando en tablas la
batalla, las pérdidas fueron enormes para ambos bandos, pero en especial para
el Ejército Rojo.
La Unión Soviética
sufrió 177.847 bajas entre muertos, heridos y prisioneros. El material perdido
fue de 1.956 tanques destruidos, 9.929 cañones y 1.961 aviones abatidos.
El Eje tuvo 54.182
bajas entre 9.063 muertos (9.061 alemanes y 2 españoles), 43.159 heridos y
1.960 prisioneros. Las pérdidas materiales se contabilizaron en 323 tanques
destruidos, 500 cañones y 159 aviones derribados (157 alemanes y 2 españoles).
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