viernes, 24 de marzo de 2017

El carpintero que casi mata a Hitler

Hitler sufrió a lo largo de su vida diversos intentos de asesinato. Unos con más preparación y alcance y otro menos. Posiblemente el más conocido fue el conocido como Operación Walkiria que fue llevado a cabo por la cúpula de las fuerzas armadas alemanas, y que casi logra su objetivo. Pero por alguna razón, Hitler siempre se libraba por los pelos de la muerte.
Ese hecho, la suerte que acompañaba al Führer, hizo crecer en él dos ideas. Por un lado, que afectivamente estaba destinado a cumplir una misión superior para lo cual poseía algún tipo de protección especial. Y por otro lado, que cada vez podía fiarse de menos gente. Su círculo se fue haciendo más pequeño, y su personalidad, se fue complicando.
Pero el intento de asesinato más interesante, no sólo por su sencillez, sino porque fue llevado a cabo por una sola persona, fue el que realizó el carpintero Johann George Essler el 8 de noviembre de 1939. Essler era comunista, y durante meses fue pacientemente preparando su atentado, buscando el momento perfecto.
En la Alemania de la época, era común que en la grandes cervecerías se realizaran grandes mítines y debates. Fue allí donde Hitler dio a conocer su magnífica oratoria, que hipnotizaba a las masas. El mismo partido nazi surgió en la cervecería Bürgerbräukeller, de Munich. Desde ese momento, todos los años, se celebraba el aniversario de la fundación con un gran mitin al que asistía la cúpula nazi, con Hitler a la cabeza. Ese era el momento que Essler estaba buscando.
Durante meses, Essler acudió a la cervecería como un cliente mas, pero observando minuciosamente todos los detalles del edificio. Finalmente decidió el plan. Tallaría un hueco en el pilar de madera que estaba justo detrás de la plataforma donde estarían sentados los jerarcas nazis, allí colocaría una bomba que programaría para que estallara en medio del mitin y la taparía con la miam madera para que no se viera. Si todo salía bien morirían al menos todos los jerarcas nazis. El 6 de noviembre colocó la bomba y la programó. Todo estaba preparado.
Pero de nuevo, la suerte acompañó a Hitler. Éste llegó a Munich el 8 de noviembre y se dirigió a la cervecería. Pero algunos problemas hicieron el mitin tuviera que adelantarse y finalmente terminó a las 21:07, bastante tiempo antes del previsto. La bomba estalló a las 21:20, tal y como Essler lo había previsto. Hitler había escapado de la muerte por exactamente 13 minutos. Y con él escaparon todos los jerarcas que le acompañaban como Himmler, Göbbels, Hess, etc. La historia de Europa no cambió por 13 minutos.
La explosión fue muy fuerte y la cervecería sufrió grandes daños. 7 personas murieron en el acto, y muchas más resultaron heridas.. Y no fueron más porque la cervecería ya estaba siendo desalojada tras haber terminado el mitin.
Essler fue detenido, interrogado (al igual que toda su familia), torturado, encarcelado y posteriormente trasladado al campo de concentración de Dachau. Los intentos por relacionar su acción con los servicios secretos británicos o con el opositor nazi Otto Strasser fracasaron. En Dachau permaneció encarcelado, sin ser juzgado, como un preso de categoría especial. Al igual que otros internos de esa categoría, estuvo retenido, y gozó de ciertos privilegios en comparación con el resto de los reclusos, en espera de un supuesto juicio-espectáculo que debería celebrarse al fin de la guerra. Sin embargo, y ante el irreversible cariz que había tomado la contienda, fue finalmente ejecutado el 9 de abril de 1945.
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