La
ciudad de Prípiat era en los años 80 uno de los orgullos de la URSS. Se había
creado en 1970 para alojar a los trabajadores de la central nuclear de
Chernóbil. Se situaba en una zona estratégica con un terreno muy fértil, un río
que la atravesaba, cerca de una autopista y con estación de tren. Esto hizo que
la ciudad creciera de manera muy rápida, desde los 10.000 habitantes en el
momento de su fundación a los 40.000 que tenía en el momento del accidente en
1986.
La
ciudad fue construida con unos standards de calidad altos. Con grandes avenidas
y jardines. Edificios culturales. Numerosas guarderías, colegios e institutos.
Instalaciones deportivas, fábricas. En uno de los extremos de la ciudad, en
dirección a la central nuclear, había incluso una gran área de esparcimiento
para los trabajadores. Todo estaba pensado para una población muy joven. De
hecho, la media de edad no superaba los 30 años. Como detalle de su diseño, se
plantó un rosal por cada habitante, de tal forma que en el momento del
accidente, la ciudad tenía unos 50.000 rosales.
El
día 25 de abril de 1986 debió de transcurrir como un día normal. Los niños
irían a la escuela y por la tarde jugarían en los numerosos parques de la
ciudad. En la central nuclear, los trabajadores realizarían su jornada normal.
Sin embargo, ese día, por la noche, se inició una prueba que estaba prevista
para ver el nivel de seguridad de la central.
La
prueba consistía en una simulación de un corte de la electricidad en la
central, para comprobar si la energía de las turbinas de vapor podían general
la energía suficiente para que funcionaran las bombas de refrigeración hasta
que arrancaran los generadores diesel. En el proceso que siguió, se fueron
encadenando varios errores y circunstancias que desembocaron en la explosión
del reactor 4 de la central.
Para
realizar la prueba, se debía de cortar todo el suministro eléctrico posible,
pero los técnicos no querían bajarlo demasiado, porque se podía detener la
reacción en cadena y provocar un fenómeno conocido como el envenenamiento de
xenón. En este momento empezó la cadena de errores. Los técnicos iniciaron la
disminución de la potencia del reactor insertando las barras de control, que
llegó a los 30 megavatios. Al llegar a un nivel demasiado bajo de potencia, los
sistemas automáticos, detendrían el reactor de forma automática. Por eso,
desconectaron los mecanismos de apagado automático del reactor, entre ellos el
sistema de regulación de la potencia y el sistema refrigerante de emergencia
del núcleo. Además, se sacó de línea el ordenador que impedía realizar
operaciones prohibidas. En conjunto, todas estas acciones, violaban el
Reglamento de Seguridad Nuclear de la Unión Soviética
A
30 megavatios se inicia el envenenamiento por xenón y para evitarlo, los
operadores aumentaron la potencia subiendo las barras de control, pero con el
reactor a punto de apagarse, subieron manualmente demasiadas barras. El
Reglamento de Seguridad obligaba a que hubiera al menos 30 barras de control
abajo, y los técnicos dejaron sólo 8. En ese momento se produjo un aumento
súbito de potencia que no se detectó porque los operadores habían apagado los
mecanismos de control y alarma. Cuando los técnicos se dieron cuenta de la
subida de potencia era demasiado tarde. Se intentó bajar de nuevo las barras de
control pero estas estaban deformadas del calor y no bajaban. Las desconectaron
para que cayeran por gravedad. Entonces se oyó un fuerte ruido y se formó una
nube de hidrógeno que destrozó el techo de 1200 toneladas del reactor. Se
produjo un incendio en la planta y se inició la emisión de productos
radiactivos a la atmósfera. Era la 1:23 h de la madrugada del 26 de abril de
1986
A
los pocos minutos, ya estaban de camino todos los bomberos militares asignados
a la central. Cuando llegaron, las llamas se extendían por casi todo el reactor
4 y se acercaban peligrosamente al reactor 3. La actuación heroica de los
bomberos en esas primeras horas, evitó que el reactor 3 también explotara, lo
que podría haber extendido el fuego a los otros 2. Las consecuencias hubieran
sido incalculables. La gravedad del accidente hizo que se llamara a los bomberos
de Kiev para colaborar. Al mismo tiempo se movilizó al ejército que empezó a
enviar ingentes cantidades de soldados. A los ingenieros de la central se les
ordenó que mantuvieran los reactores en funcionamiento pero en refrigeración de
emergencia. En los siguientes días, se continuó con las operaciones. Los
supervivientes que trabajaban en la central cuentan escenas espantosas. Los
soldados ascendían al techo del reactor y con las manos recogían el material
radioactivo y lo arrojaban dentro del reactor. Se iban turnando cada 20
segundos e iban vestidos con unos trajes de plomo que no les protegían de
manera adecuada de la radiación que allí había.
Cuando
amaneció tras el accidente, empezaron también a llegar helicópteros que
pudieron ver la magnitud de la catástrofe. Desde la altura vieron el núcleo en
llamas. Como dato, al analizar estos helicópteros, que volaban a varios metros
de altura, se encontró niveles de 1.800 roentgens/hora y la dosis letal es de
400. Estos helicópteros empezaron a arrojar sobre el núcleo una mezcla de
arena, arcilla, plomo, dolomita y boro absorbente de neutrones, para poder
apagar el fuego.
La
ciudad de Prípiat estaba muy cerca de la central nuclear (de hecho la columna
de humo se veía perfectamente desde la ciudad). Sin embargo, las autoridades no
iniciaron la evacuación de la ciudad hasta 36 horas después. El sábado
transcurrió en Prípiat prácticamente como un día normal. Por la noche ya se
detectaron niveles de radiación demasiado altos en la ciudad y se decretó la
evacuación para el día siguiente. El domingo por la mañana aparecieron más de
2.000 autobuses del ejército y evacuaron en 3 horas a los 50.000 habitantes de
la ciudad. Sin embargo, una parte de ellos ya se habían ido antes o estaban
fuera el fin de semana.
Para
entonces, el secretismo con el que las autoridades soviéticas intentaban llevar
el incidente era inviable. Muchos kilómetros al norte, en Suecia, aparecían
partículas radiactivas en la ropa de los trabajadores de la central nuclear de
Forsmark, a más de 1.000 kilómetros al norte de Chernóbil. Tras determinar que
no había escapes nucleares en su central, los técnicos suecos, tras examinar la
ruta del viento, determinaron que el escape debía haber sido en Ucrania.
Iguales resultados encontraron en Finlandia y Alemania. La alarma saltó en toda
Europa.
Las
autoridades soviéticas sólo reconocieron la gravedad del accidente por boca de
su Secretario General, Mijail Gorbachov, el 14 de mayo. Sólo un día antes, el
13 de mayo, se daba por terminada la emisión de material radiactivo. Al mismo
tiempo, se inició la construcción de una estructura que cubriría toda la
estructura de forma provisional. Se tardó 206 días en terminarla. Pese a ser
provisional, aún no se ha construida otra definitiva, pese a estar anunciada
desde hace años, a realizarse un flujo de dinero a la zona con ese fin, y a que
la estructura provisional está muy afectada y en cualquier momento es posible
un derrumbe de ésta.
Volviendo
al momento del accidente, tras estudiar la situación y evaluar la posible
emisión de radiación, se decidió evacuar a la población en un radio de 30
kilómetros alrededor de la central nuclear. La evacuación se inició el 2 de
mayo y se completó el 6 de mayo. El perímetro se valló y hasta hoy, no ha
vuelto a ser habitado. No obstante, algunas personas, entran en el perímetro
para realizar labores de descontaminación y estudio científico, y algunas
personas han recibido permiso de las autoridades para volver a asentarse en las
zonas menos contaminadas de la zona. La ciudad de Prípiat sigue abandonada y
para realojar a la población se construyó la ciudad de Slavutich.
Prípiat
se encuentra como fue abandonada. Muchos edificios fueron saqueados, pero la
mayoría está como aquel día. A la gente se le dijo que no hacía falta que
cogieran muchas cosas porque volverían en un par de días. En los apartamentos
hay muebles, ropa, juguetes de niños, etc. El agua ha entrado en los
apartamentos y en ellos crecen plantas, y las pareces están muy deterioradas.
Como
curiosidad, en la ciudad se pueden encontrar los símbolos comunistas. También
se puede ver la rueda de la fortuna, que iba a ser el símbolo de Prípiat y que
se iba a inaugurar el 1 de mayo de 1986, 5 días después del accidente y que ya
no se inauguró

No hay comentarios:
Publicar un comentario