Se
encuentra situada en la Calle Francisco y Jacinto Alcántara, y su acceso es
gratuito, estando abierto de lunes a domingo de 10h a 20h. La Rosaleda se
construyó y plantó en 1956, en una zona de suave relieve llamada La Llana,
ocupando 18.000 metros cuadrados. Su estilo es clasicista y desde el primer
momento tuvo una gran acogida al convocarse anualmente un concurso
internacional de Rosas Nuevas, al que se presentan cerca de 70 variantes de
rosales a los que se exige que no hayan sido comercializados todavía.
En
esta especie de “jornada de puertas abiertas”, acude mucha más gente de lo
normal. Tan animado ambiente sirve de incentivo a un jurado de especialistas,
que analiza las rosas en competición que más tarde premiará. Además, los
visitantes son obsequiados con una rosa si votan por la rosa que más les guste.
Tras
el concurso la Rosaleda recupera su normalidad, la de un enclave poco
frecuentado y bastante desconocido. Durante los meses de floración todo el
recinto se convierte en un lugar espectacular, un buen sitio para pasar el día.
Los
niños pueden moverse sin peligro, ya que gran parte del suelo está adoquinado y
los senderos se comunican entre sí como una tela de araña. Es imposible
perderles de vista porque apenas hay rincones ocultos; por desgracia, aunque
tampoco hay muchos bancos para sentarse, únicamente algunos en la placita
central de la Rosaleda y otros más pegados a los muros. También podemos
refugiarnos del calor en los paseos cubiertos.
Las
rampas de acceso para los cochecitos de los bebés facilitan la caminata y
existen unos servicios públicos bien cuidados. El recorrido puede iniciarse por
la entrada oficial de la Rosaleda (en la calle del mismo nombre), o en la
puerta situada bajo la estación del Teleférico. Quienes vayan por primera vez,
es mejor que aparquen junto al Paseo del Pintor Rosales y bajen andando desde
la entrada del funicular.

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